martes, 11 de octubre de 2011

¿como hemos afectado al ambiente?

México tiene en su territorio (1 958 201 kilómetros cuadrados) la mayoría de los paisajes naturales que es posible encontrar en el planeta. Por su ubicación geográfica, nuestro país se encuentra entre el paisaje tropical de Centroamérica y el Caribe, y el subtropical y templado de Norteamérica. Esto es causa de que la flora y la fauna de ambas regiones se reproduzcan en nuestro territorio.

Tan sólo en lo que al reino vegetal se refiere, se calcula que en México existen aproximadamente 30 mil especies de árboles, arbustos, plantas con flores y hierbas.Si consideramos a la fauna, México es rico en especies de vertebrados e insectos. En el caso de las aves,la variedad es extraordinaria, ya que en ciertas regiones coinciden las especies locales con las migratorias, como los patos que huyen del invierno canadiense o americano. Se han registrado 35 especies de cisnes y patos que llegan a pasar el invierno en nuestro país.

A pesar de ello, la flora y la fauna no están correctamente protegidas. En algunos casos, la cacería y la depredación han disminuido la población de ciertas especies animales. En otros casos, la tala indiscriminada, la contaminación del aire, del agua y del suelo, amenazan la vida de nuestros bosques y selvas. Ya sea por hábitos o costumbres, por descuidos inconscientes o por ignorancia, hemos modificado peligrosamente nuestro medio ambiente.
Algunos cambios en las áreas rurales comenzaron cuando se incrementaron actividades económicas como la agricultura y la ganadería de pastoreo. Tan sólo en la región del Bajío, que comprende a estados como Michoacán, Guanajuato y Querétaro, ha desaparecido casi toda la vegetación original. Antes existía en esa zona un bosque (o selva) tropical. La vegetación actual no alcanza ni el 45 por ciento de las especies originales. En consecuencia, la fauna también ha disminuido.

Asimismo, el medio ambiente se deterioró con el desarrollo de la agricultura, la minería y la ganadería, que produjeron el aumento de la población y el establecimiento de ciudades. El desconocimiento de la naturaleza y los malos hábitos, como arrojar la basura a los terrenos baldíos o causar encharcamientos de agua en la calle, son causas de alteración del medio ambiente, y de daños a la salud por enfermedades infecciosas.

Actividades tradicionales como la cacería o la quema de plantíos también han contribuido a afectar la naturaleza. Algunas especies animales han sido protegidas en reservas o parques nacionales debido a que están en peligro de extinción. Se considera que son alrededor de 150 las especies que peligran, entre ellas: el venado cola blanca, el faisán, el conejo de los volcanes y el perro de las praderas. A otras especies se les protege estableciendo la prohibición de cazarlas y pescarlas durante la época en que se están reproduciendo; a esta prohibición se le llama veda.

El fuego ha sido utilizado por los agricultores, pastores y cazadores con varios propósitos, por ejemplo: quemar los terrenos para limpiarlos o desmontarlos, para eliminar residuos agrícolas, para destruir malezas, para facilitar el crecimiento de renuevos verdes para el ganado o para acorralar animales y hacer que salgan de las guaridas.

Esta forma de usar el fuego ha tenido graves consecuencias para nuestro medio ambiente.
Algunos incendios forestales que han afectado grandes extensiones de bosque o selva, han sido provocados por fuegos que escapan al control de los agricultores, por descuido o por actos de vandalismo. Se considera que los bosques de coníferas han desaparecido en una superficie equivalente al 50 por ciento de su área original, que comprendía 12 millones de hectáreas. Éste es un ejemplo alarmante.

Además, el fuego también afecta la fertilidad del suelo, ya que aniquila ciertos nutrientes de la tierra y empobrece así la productividad y la variedad de cultivos de la región afectada. Este fenómeno trae consigo la descomposición de la flora y la fauna originales, al desaparecer semillas, larvas y nidos.
La tala y la explotación de los bosques no es menos despiadada. Aunque los bosques de coníferas, pino y encino cubren aproximadamente el 15 por ciento del territorio nacional, la explotación de la madera, la leña, la resina y el carbón ha disminuido exageradamente el número de sus árboles. Tan sólo en el siglo XX se perdieron 18 millones de hectáreas de bosques y 26 millones de hectáreas de selvas, lo que equivale al 19 por ciento del total del territorio nacional.

La desaparición de la vegetación arbórea se debe a diferentes causas. El cambio del uso del suelo forestal a agrícola, ha afectado a especies como el encino, que proporciona el mejor carbón para el procesamiento de los minerales. Los bosques de encinares, por estar localizados en tierras favorables para la agricultura, han desaparecido casi totalmente. Otra causa ha sido el desmonte para colonizar o poblar nuevas tierras. Las selvas del sureste, por ejemplo, se han visto afectadas por presiones demográficas. Así, estados como Campeche, Chiapas y Quintana Roo, han disminuido su producción de maderas preciosas (como el cedro y la caoba) por el progreso y el crecimiento de sus comunidades. Algo semejante ha ocurrido en la zona de la Huasteca, que comprende a los estados de Veracruz, Tamaulipas y San Luis Potosí, que produce las maderas tropicales o corrientes.


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